lunes, 13 de diciembre de 2010

Los 8 tipos de profesores de universidad


Hoy, y desgraciadamente, como cualquier otro día, me encontraba en el último vagón del cercanías con destino Fuengirola volviendo de una infernal jornada de explotación estudiantil. La superpoblación del último tren del día suele ser preocupante para cualquier ser vivo que pretenda respirar algo parecido a oxígeno, aunque curiosamente justo hoy la holgura en el vagón era notable, incluso cabría un balón de fútbol entre persona y persona. En la segunda parada sube un señor con pelo rizado, negro y largo que se sienta en el asiento contiguo al mío con una torpeza de movimientos digna de admirar. Ese señor fue mi profesor de Fundamentos de Física durante mi primer año de carrera en una ingeniería. Obviamente, no me reconoce, ese tipo no reconocería ni a su madre a dos palmos debido a un acartonamiento mental de proporciones bíblicas. Esbozo para mis adentros una pequeña sonrisa.




Cuando uno estudia una carrera como una ingeniería debe estar preparando para recibir guantazos. Un guantazo tras otro, y sin descanso para ponerte hielo en las heridas, y eso lo saben todos los ingenieros potenciales que ya han alcanzado el segundo curso. El reciente rollo de Bolonia (nunca puedo hablar de ese dichoso plan sin pensar en la mortadela) no sé como habrá dejado las cosas, pero el ambiente general de una ingeniería es de calculadoras, tráfico de apuntes, clases de dos y de tres horas que se llevan mejor con estupefacientes, y, ¿por qué no? algo de locura y desquicio cerebral.

Las visiones aspiracionales de alguien que va a entrar en una ingeniería son del palo de: "Entro, a los 4 años salgo limpio y haciendo prácticas en empresa con contrato laboral fijo, 14 pagas anuales, dos Jaguar aparcados en el garaje y un harén de filipinas". Lo mejor de todo es que cuando vas a ver las presentaciones de los alumnos de primer curso como puro hobby, es lo que se les refleja en sus caras iluminadas, sus brillantes globos oculares y su sonrisa esperanzadora. La carcajada es inevitable de contener.

"¡Dense prisa con esas obras, que ya están listos los tanques con lágrimas de niños etíopes para llenar la piscina!"





Pero la verdad no es esa, bueno, sí, un poco. Puedes salir con un empleo y un buen sueldo (olvídate del harén de filipinas), pero es bastante improbable. ¿Qué queda cuándo se sale de una carrera y no puedes hacer lo que tu quieres? Una opción es cambiar de país, otra entrar en Gran Hermano y otra es seguir la senda a la que se resignan muchas personas especializadas, que es ser profesor de esa misma disciplina que se ha estudiado.

La mayoría de los profesores en una ingeniería son ingenieros, es decir, han pasado por lo que tú estás pasando en este momento, y claro, obviamente la locura también quedó patente en ellos, modelando unos personajes dignos de una sitcom de estereotipos tópicos y sacarínicamente descafeinados. Pero al fin y al cabo hay que tratar con ellos del modo más llevadero posible, así que Mostrencos Entrenados ha llevado a cabo la titánica labor de categorizar a estos graciosos y adorables seres para su disfrute y recochineo. ¡Viva!


1 - El profesor Calamardo, también conocido como el profesor amargado:

La misiva de este profesor es una y solo una, que cada segundo que esté estipulado en su horario obligatorio de clase se conviertan en los segundos más agónicos y desesperantes de tu feliz existencia. Este profesor está cabreado con el mundo, con su asignatura y consigo mismo y encuentra el único consuelo posible de su irrealizada vida en contemplar como sufres lenta y dolorosamente. Generalmente es el profesor de una asignatura muy difícil, de muchos números y muchas letras y que va tener la misma utilidad que un martillo de tocino en tu vida tras los estudios. Lleva 27 años dando su asignatura porque nadie ha tenido los cojones de quitarle el puesto y la da exactamente igual que la daba hace 27 años, a toda hostia y de carrerilla porque se la sabe como el Padrenuestro, y descuida, que poco le importa si te estás o no enterando, él va a cobrar igual. Su tono de voz es hilado y plano, como una oración sectaria, y tampoco le preguntes nada, porque se regodeará humillándote por tu insulsa ignorancia.

"Y esto, alumnos, es toda mi capacidad para amenizarles la clase. Ahora, prepárense a morir."


2 - El profesor Werther's Original, también conocido como el vejete adorable:

Este profesor lleva toda su vida en la universidad, tiene 112 años, es admirado y querido por todo el personal por su experiencia y su prolongada estancia en el centro (más que nada porque todavía no sabe como salir de allí) y podría ser perfectamente tu abuelo. Los alumnos de sus clases sienten una inexplicable empatía con su persona ya que suele ser simpaticote, decir sus típicas coletillas de cuando Franco hizo la comunión, y darte incluso lecciones de vida. No puedes pasar de él, porque te da lástima ("es que está tan mayor...") y porque de vez en cuando suelta anécdotas de la carrera de tiempos inmemoriales que ayuda a amenizar el tostón de asignatura que da que suele ser alguna ciencia pura. Puntos adicionales si es bajito y con el pelo blanco.

3 - El profesor James Cameron, también conocido como el profesor "Hola, pasaba por aquí ¡DAME MI DINERO!":

Este tipo de profesor consiste en un individuo que es contratado temporalmente por el departamento al que pertenece la asignatura que se ha ofrecido a dar, generalmente, un tema en concreto de ésta. Algo así como una "clase magistral" de una personalidad reconocida o con experiencia en su campo pero que, al no tener ni repajolera idea de técnicas de enseñanza, convierte las clases en algo así como una conferencia lapidaria de 2 horas llena de tecnicismos innecesarios. Como no sabe de que va el rollo viene en traje de chaqueta en junio con su MacBook Air último modelo a echarse flores a sí mismo y a lamerse sus propios huevos hablando de lo maravillosa que es su empresa. Esto generalmente se suele traducir en el absentismo totalitario de sus clases y en el trágico suicidio del tipo en cuestión despeñado por un acantilado.

"La ostracidad contemporánea de los Balcanes está empezando a afectar seriamente a la macroeconomía húngara. Podrán leer más sobre ello en mi blog, que se lo apuntaré en la pizarra."


4 - El profesor Bella Swan, también conocido como el profesor sangre de horchata:

Es el típico profesor que sabes que si hubiera ido a parar a secundaria hubiera durado lo que un canuto en la puerta de un instituto. Entra a sus clases encorvadito, mirando en todas direcciones y temiendo a algo, no se sabe muy bien, a qué pero a algo. Es un experto en lo suyo, pero tiene tan poca sangre que aceptará tus correcciones y comprenderá tu punto de vista aunque le afirmes que la gravedad fue descubierta por una cabra en pijama. Su voz suele ser quebradiza y lastimera, seguramente porque en su casa le pegan sus hijos mientras él llora en silencio. Después de todo es un buen tipo, aunque llega un día en que se le cruzan los cables y se pone a hablar de usted con ojos desorbitados, es entonces cuando verdaderamente sientes miedo, pensando en que al día siguiente puede venir con un arma y vengarse del mundo.

5 - El profesor Leticia Sabater, también conocido como el profesor tronqui molongui:

Todo el mundo conoce a este individuo. Llega el primer día a clase con unos vaqueros y una camiseta de manga larga debajo de una camiseta de manga corta y se sienta en la esquina de la mesa de docencia y dice: "Prefiero que me llaméis por mi nombre, nada de usted. Pienso que las notas no son importantes, lo que importa es que aprendáis." Este señor te lo encuentras en primaria y se convierte en tu dios absoluto, piensas, con los ojos humedecidos: "Además de mi profesor es mi AMIGO." Pero cuando llega a una clase con gente que ya está casada o en su defecto con las hostias del principio de carrera recibidas, se convierte en una situación bastante cómica. Aun así, caes, te haces su amigo, y no te importa que compense su falta total de experiencia con técnicas educativas de "empatía". Todo colorines, todo moralina. Y sonríes, porque sabes que a la hora de llegar el examen te aprobará, porque es TU COLEGA, os habéis tomado birras juntos, has hablado con el fuera de las clases. La realidad es que cuando vas a ver tu nota con andares vacilones y ves que has sacado un 0,5 un trozo de tu cerebro se desintegra instantáneamente y tu mirada se nubla con la visión de la sonrisa flanderiana de tu profesor. Te la ha clavado, te ha traicionado. Y a partir de ese instante se convierte un tu némesis personal, ESO no se le hace a un amigo.

6 - El profesor Gendo Ikari, también conocido como el viejo cabrón:

Este es la antítesis del profesor Werther's Original, un señor mayor que ha sonreido tres veces en su vida, siempre va con zapatos, habla de usted a su mujer y va con un maletín con todo organizado. No importa lo que hagas, digas o profetes en sus clases, jamás tendrás la razón, y todo le parecerá una incorrección y una falta de respeto. Odia a la gente joven, odia cualquier destello de innovación, y lleva un móvil porque le obligan. Desde el primer día te deja claro que jamás vas a aprobar con él porque eres un inútil, no un señor como él. También suele rememorar épocas pasadas, pero en modo chungo: "Hace 30 años un alumno hablaba en clase y sacaba mi regla de madera del cajón y le daba de leches hasta que se disculpaba". Inevitablemente, poco a poco se va desinflando, y descubres que todo no ha sido más que una mera estrategia para esperarte lo peor y a la hora del examen, nada de nada. Suspendes igualmente, pero vaya, reconoces que el examen era fácil.

Este admirable señor sería el ejemplo perfecto de viejo cabrón. No les tengan miedo, sólo quieren humillarles.

7 - El profesor Anakin Skywalker, también conocido como el profesor desertor:

Suelen ser de los tipos de profesores que más molan, ya que su objetivo primordial es joder a la unversidad lo más posible, poniéndose siempre del lado de los alumnos. Antes era jefe de su departamento, pero los altos y bastardos mandos universitarios han ido relegándolo hasta profesor de a pie. Pero a él no le importa, lo que le importa es que se haga justicia estudiantil. Critica a otros profesores, critica a los jefazos, critica a los conserjes, critica al sistema... Se convierte en un molesto grano en el culo para los demás docentes que no suelen estar de acuerdo con el en las reuniones de departamento. Desgraciadamente, es el profesor que más bien asentada tiene la cabeza de todos e, irónicamente, de los que peor tratado está. Y sí, estos sí son capaces de aprobarte por conocerte o, sencillamente, por crear controversia general. Lo dicho, un gran tipo.

8 - El profesor Flubber:

Este es el profesor que peor se ha quedado la cabeza. También es el más tópico de todos. Suele dar alguna asignatura de ciencias o estrechamente relacionadas con los números (de ahí su locura). Desaliñado es su segundo nombre, lleva ropa arrugada, pelo alborotado y cuenta con una interesante mirada constantemente perdida en el infinito. Siempre digno del apelativo de "El profesor chiflado", ameniza las clases con anécdotas surrealistas, experimentos gráficos y fumadas varias. No se acuerda de absolutamente ningún nombre, es más, podrían sustituir a todos los alumnos por perros pachones mientras el copia su problema en la pizarra y podría seguir dando clase perfectamente. No es un profesional, no tiene organización ninguna con su asignatura y prefiere gastar su tiempo en fabricar cochecitos automáticos propulsados por inducción magnética en vez de enseñarte algo. ¿Cómo se aprueba la asignatura entonces? Pues el 80% de la gente lo hace con un buen método de copia. A decir verdad, ni siquiera hace falta que el método sea bueno, ya que en el examen se duerme o se pone a leer el periódico. También puedes enviar a otro perro pachón a hacer el examen por ti porque lo único que va a hacer este profesor es exigirle que ponga su DNI encima de la mesa, además, seguro que el perro va mejor preparado que tú.

Sólo sustituyan esa mueca de maldad por una de pachorrismo, y por el amor de dios, quítenle las probetas que al final va a terminar haciéndose pupa.


Ahora, queridos viajeros, podríais decir: "No me creo que los profesores sean así", o "Estoy contando doscientos tópicos por metro cuadrado en tu artículo". Y yo os diré: "Calma calma, tenéis razón, soltad esa hacha afilada." Porque en realidad, sí, tenéis razón, no todo es como describo aquí. Pero replicaría en voz baja que algo de verdad debe de haber, porque si no, no me explico que estaba haciendo el profesor Flubber sentado hoy a mi lado en el tren.

¿Y ustedes qué opinan?, ¿alguno de estos individuos se ajustan a sus torturadores docentes? Pues coméntennos. Que nos comenten les digo, maldita sea.